No puedes controlarlo todo, practica el dejar ir

Escrito por: Carolina García Echegaray

No puedes controlarlo todo, practica el dejar ir, el soltar.  Esta afirmación nos invita a hablar de dos temas importantes:

- ¿Por qué muchas personas tienen ésta intensa necesidad de control?

- ¿Cómo podemos beneficiarnos de dejar ir situaciones y/o personas?

Existen personas que quieren controlarlo todo hasta el más mínimo detalle. No sólo el entorno material, sino también a las personas. Buscan controlar a través de la coacción, la manipulación, el miedo, el chantaje emocional, la crítica negativa constante, etc.

Evidentemente, se trata de formas de control que son negativas y dañinas tanto para la autoestima propia como la ajena.

Las personas buscan control porque detrás de la falsa sensación de control, hay una falsa ilusión de predicción, es decir, creen que mientras más controlen lo que sucede en el presente, más fácilmente podrán saber o manipular lo que sucederá en el futuro. 

Detrás de la aparente sensación de fortaleza que existe en una persona que siempre pretender tener el control de todo, en realidad, existe una gran debilidad y vulnerabilidad ante el temor de dejar que la vida fluya con naturalidad. De hecho, la verdadera clave de la felicidad reside en vivir al compás de la vida y no en pretender controlar lo incontrolable.

Y para lograr esto, una de las claves es aprender a dejar ir.  Dejar ir no es darse por vencido, no es un acto de debilidad, sino de fortaleza y crecimiento porque aunque nos duela dejar ir, somos capaces de entender que hay cosas que no pueden ser y no podemos cambiarlas. 

A lo largo de nuestra vida, hemos dejado muchas cosas atrás, nos hemos desprendido de escenarios, situaciones, de costumbres e incluso de personas. Sin embargo, en la naturaleza del ser humano se encuentra la capacidad de apegarnos. Y, en diversos contextos o grados, el apego no es negativo. Los vínculos emocionales desarrollan cierto apego (con objetos, situaciones o personas). 

El problema llega cuando el nivel de ese apego es alto, ya que se vuelve nocivo para una persona. Generamos dependencia cuando algo o alguien nos importa demasiado, debido a la alta valoración que le damos, y en nuestro interior se generan vínculos que nos dan algún de beneficio.  Sin beneficio no hay dependencia. Y sin dependencia no hay apego. 

¿Por qué puede ser nocivo? Porque en el momento que dependes de algo, dejas de ser tú mismo para convertirte en un ‘esclavo’ de eso. Pierdes tu independencia, el poder personal. Tomarás decisiones y acciones basadas en aquello de lo que dependes.

Te voy a compartir algunas recomendaciones para aprender a soltar o a dejar ir:

- Identifica lo que te ata: cuando eres consciente de esto, descubres el impedimento para dejar ir el apego (ej. Soledad, necesidad de protagonismo, sentimiento de injusticia, necesidad de perdón, etc.). Y este paso es clave para iniciar el proceso de dejar ir.

- Encuentra el origen: entender la causa u origen en tu pasado y conéctalo con tu situación presente.  

- Atrévete a salir de tu zona de confort: es incómodo, da miedo; pero fuera de ella se encuentra la posibilidad de encontrar lo que necesitas, ya que en el lugar en el que estás no lo tienes.

- Actúa: pasar a la acción te lleva a enfrentar tu conflicto desde el empoderamiento y la autodeterminación. Te darás cuenta cómo se siente tomar decisiones en tu vida desde tu poder personal.

- La más importante, aprende a fluir con la vida, y entiende que dejar ir no es signo de debilidad, al contrario, te hace más fuerte. 

La vida es una danza, si no sabes bailar toma clases de baile o simplemente déjate llevar por la música y verás lo que logras sentir desde ahí…