Las brujas que nos persiguen

Escrito por Heidi Sánchez

Cuando trataron de callarme, grité.

Teresa Wilms Montt, escritora chilena.


Alguna vez escuchamos que hubo mujeres perseguidas por las religiones patriarcales, acusadas de hechiceras, esto fue anulando una esencia que está dentro de nosotras a la cual llamamos en el pasado de varias formas la diosa, la sacerdotisa, la sabia. La mujer inteligente en tiempos pasados era tachada de bruja, su destino era morir en la hoguera quemada o torturada. 

Obligadas nos fuimos olvidando poco a poco de nuestra esencia y de aquellos círculos místicos que formábamos para conectarnos desde nuestra interioridad, desde el útero, dejando atrás aquella sensación de orgasmo tan poderosa en la cual manifiestas, te expandes y materializas tus deseos. Hoy en día muchas personas con años de haber sido iniciadas sexualmente no conocen la sensación de un orgasmo y se sienten culpables con solo nombrar esta palabra. 

Nos quitaron el derecho al placer.

Nos escindieron de nuestro útero, de nuestra diosa, nos borraron el poder de conectar con la tierra y con la luna, con el ciclo natural que nos renueva cada 7 años internamente desde las células, la linealidad ha roto nuestro ritmo y realmente nos separa de la masculinidad que es parte de nosotras también, ya que es verdadero que parimos la dualidad del ser expresado en dos sexos. 

Las brujas nos persiguen y su sombra nos mantiene huyendo, escapamos de nuestra naturaleza femenina que es pura creación, se rompe el orden y se expresa en nuestro contexto ¿por qué nuestra madre tierra está sufriendo? ¿Quiénes han liderado las presidencias de los países del mundo?, esto no se trata de la guerra al hombre, es más bien recuperar la urdimbre donde se establece el equilibrio de la vida, donde se siembra y cosecha la buena semilla y florece la vida. 

Hoy la bruja se retuerce, ya no es aquella doncella cansada de esperar ser valorada, más bien fue  mutilada y con rabia se representa en aquella que reclama violentamente lo que siempre ha sido su derecho. 

Hoy más que nunca desaparezcamos la culpa, dejemos de pedir permiso para ser personas, encontremos nuestra diosa interior, deseemos libremente sin miedo a ser estigmatizadas no podemos negar nuestra sexualidad, es un poder con el cual hay que reconectar para parir sueños, vida, proyectos, ser nosotras mismas y poder reconocernos con otras y conectarnos con lo masculino ¿Qué esperamos para ser nosotras mismas? ¿Qué puede ser mejor? ¿Qué mujer puede decir que es libre si aún los paradigmas sociales dictan el ritmo de su vida? 

Todavía no verbalizamos libremente nuestro transitar por el proceso menstrual cíclico, la bruja nos persigue y nos avergonzamos si se dan cuenta los otros y las otras que estamos en días de auto-limpieza y sanación. 

Queremos volver a la sociedad matrifocal donde el útero, la fertilidad, la vida debe estar al centro y poder liberar la bruja, que ya no sea un síntoma de vergüenza,  que nuestros cuerpos sean el vehículo para conectarnos con lo divino sin vergüenza, como un templo que valoremos y cuidemos como el más preciado tesoro. Reconocer la feminidad y valorarla es un acto de libertad en su estado más puro.