Identidad cultural durante las festividades

 Escrito por Flor García-Bretón

Dejar el país de origen trae consigo una serie de retos que se profundizan cuando la partida incluye a niños y adolescentes. La realidad de una familia que se muda al extranjero dista mucho de aquellas fotos en redes sociales en las que se ve a un grupo de personas sonriendo felices de haber dejado todo atrás y ahora se encuentra haciendo malabarismos con aspectos migratorios, nuevo trabajo e identidad cultural. 


Este último aspecto ocupa mi mente hoy. Como esposa, madre y educadora, trabajo en la creación de herramientas y estrategias para que las familias hispanas en el extranjero puedan manejar con empatía y efectividad el desequilibrio cultural que se presenta cuando debemos adaptarnos a una nueva ciudad de acogida. 


“La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.” 
- Diógenes Laercio


Para entender los pasos necesarios para crear una identidad cultural en nuestra familia mientras vivimos en el extranjero, es importante conocer los diversos aspectos que componen el concepto de identidad cultural. Identidad cultural es un conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elemento cohesionador dentro de un grupo social. Estos valores y tradiciones actúan como tierra fértil para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia aunque vivan lejos del país de origen. 

Después de estar viviendo en el extranjero por más de dieciocho años y de estar criando tres niños multiculturales, ahora adolescentes, comprendí que hay prácticas importantes que nos ayudan a mantener una identidad cultural sana en casa, y que pueden ser compartidas con profesores y compañeros de clase para crear un ambiente de tolerancia en el colegio o instituto. Estas estrategias son especialmente importantes durante las festividades navideñas, Hannukah, Kwanza o cualquier otra tradición o festividad que decidas celebrar en tu hogar en el mes de diciembre. 


Nuestra cultura de origen como refugio en la adversidad

Para nuestros hijos las tradiciones y valores que han recibido desde su nacimiento son un ancla para mantenerse estables en momentos de dificultad. También son una forma de enfrentar la transición y los cambios drásticos producidos por una mudanza al extranjero y la aclimatización cultural a temprana edad. 

De esa forma, sentirse cómodo e identificado con los valores culturales propios es fundamental para tener estabilidad emocional en el extranjero. Recordemos que estar cómodos con algo representa conocer, apreciar y practicar eso que atesoramos. Para ello tenemos diversas estrategias que podemos desarrollar en casa para afianzar la cultura de origen aunque vivamos lejos.  


Da el ejemplo. Los niños y adolescentes aprenden más por imitación que por escuchar nuestras palabras. Sé ejemplo vivo de tradiciones y valores. Recuerda crear tus propios ritos y sé firme en tus valores.  Invita a tus hijos a escoger qué tradiciones del país de origen desean mantener en el extranjero y qué principios definen su manera de interactuar con otras personas. Esto último es relevante en el caso de adolescentes, quienes sienten que pertenecen a su familia cuando su opinión es escuchada y valorada. 

Sé constante. Identidad cultural es un término que se nutre día a día. Como padres y educadores tenemos que ser persistentes en las tradiciones que deseamos mantener en casa y de igual forma, debemos ser coherentes con los valores que profesamos. Darle continuidad y constancia a tus hijos a través de tradiciones en casa, les permitirá sentirse parte del grupo familiar y tener estabilidad en momentos de transición. 

Preparar una cena navideña que se asemeje a la que se consumía en el país de origen, quizás incluyendo algunos alimentos locales y practicar esta tradición cada año, hará que tus hijos se sientan más seguros con algo que ellos saben que va a ocurrir y que además da continuidad a su formación emocional. 

Aprendan juntos. Muchas veces desconocemos tradiciones de nuestro país, ignoramos la historia detrás de ciertos platillos y nos falta apego por lo que realmente define lo autóctono. Aprovechemos la oportunidad de conectar con nuestras raíces de la mano de nuestros hijos. Revisemos libros de historia, cuentos folklóricos y utilicemos la internet para descubrir pedacitos de nuestra cultura que permanecían inadvertidos ante nuestros ojos. 

Crea un lugar seguro al cual regresar en un día pesado. Empezar en una escuela nueva y descubrir el vecindario en el lugar de acogida es una experiencia inolvidablemente retadora. Requiere de toda nuestra energía y flexibilidad. 

Me ha pasado que termino agotada después de pasarme todo el día recorriendo las calles de la ciudad a la que me ha tocado mudarme por el empleo de mi marido. Siento que necesito un lugar seguro y familiar al cual regresar para poder recargar baterías para el próximo día de aventura. Ese espacio que da comfort siempre ha sido mi casa. Sin importar su tamaño, mi rinconcito personal es el lugar en el que reflexiono, junto a mis hijos, sobre las nuevas tradiciones que deseo incorporar a mi repertorio cultural. 


Nuestra cultura como adorno en la prosperidad 

Una vez que el agridulce sentir de la transición se mitiga y comenzamos a conectar con nuestro nuevo entorno, es momento de darle nuevos colores a nuestra identidad cultural. En esta etapa la estrategia familiar debe ser re-definida y afianzada de forma tal que le brindemos a nuestros niños y jóvenes la posibilidad de expandir su identidad. 

Para muchas familias esta etapa se traduce en un "tira y encoge" de cuerda emocional por la presión que sentimos al querer adaptarnos pero al mismo tiempo seguimos anclados en el pasado de nuestras tradiciones. Si entendemos que la cultura es la forma en la que percibimos a las otras personas, a una ciudad y a un grupo cultural completo, si asumimos que amar algo nuevo no significa que descuidamos lo viejo, en ese momento estaremos en paz para abrir nuestro corazón a la posibilidad de aceptar la realidad que nos ha tocado vivir. Este proceso tiene que ser vivido con nuestros hijos. En esta etapa es bueno empezar con ideas y herramientas sencillas que les permitan a nuestros chicos sentirse a gusto fuera de su zona de comfort cultural. Veamos.


Abraza tu realidad. Saborear tu realidad y asumirla con todos los sentimientos que eso implica será el primer paso para contagiar a tus hijos de la misma paz interna que tu sientes. Seamos honestos con ellos y compartamos esas cosas del nuevo lugar que no nos animan mucho y mostremos felicidad auténtica por lo que si nos hace sonreír.

Aceptar la cultura de acogida sin culpa. Con frecuencia me encuentro con familias en mis asesorías que sienten que traicionan a su país y a su gente si se sienten muy a gusto en su nuevo hogar. La disyuntiva interna entre seguir aferrados a tradiciones de siempre y abrir paso a valores novedosos no les permite disfrutar de la dicha de ser multicultural. 

Experimentar con estas emociones es normal. Un día me siento venezolanísima y el otro día me siento del mundo. Eso está bien porque somos seres en constante evolución. Inculco en mis hijos el respeto por sus emociones y los invito a disfrutar de los mejor de los dos mundos que ahora nutren su identidad. Hacemos malabarismos culturales como me gusta llamarlo. 

Traza tu plan de acción cultural. Nuestros niños responden a los predecible, a eso que ellos saben que ocurrirá y que les hace sentirse seguros. Es por ello que trazarnos un plan cultural y de lenguaje es fundamental para las familias multiculturales. No me refiero a algo rígido. Tiene que ser una herramienta de planificación que fluya con la realidad familiar del momento pero que guarde cierta constancia para poder conservar los valores del país de origen mientras incorporamos las tradiciones y el idioma de la nueva localidad. 

En lo personal tengo una lista de festividades que son no negociables para esta familia. Junto a mi esposo y mis tres hijos creamos un calendario de eventos tradicionales de Venezuela (mi país de origen), Estados Unidos (país que vio nacer a mis hijos) y Alemania (lugar en el que hemos vivido por los últimos 7 años) con el cual resaltamos nuestra identidad cultural a nivel hogar. Te invito a crear el calendario de tradiciones de tu familia para que la identidad cultural de tus hijos sea diversa y sólida. 


Al final de estas líneas te dejo mi cita favorita como mamá inmigrante, viajera y aventurera:


“La cultura es el ejercicio profundo de la identidad”
- Julio Cortázar


No olvidemos que todo aquello que nos sacude nos hace crecer y la cultura no se escapa de ello. Seamos acertivas o acertivos, conscientes de la responsabilidad que conlleva dejar el país de origen y criar hijos multiculturales. Nuestros niños y niñas son hoy y siempre los líderes del mañana y un líder necesita tener la empatía global necesaria que solo una identidad cultural diversa puede brindar.