Trazando Espacios, trascendiendo comunidades

Escrito por Paola Albornoz

Apropiación de los espacios, creer en nuestra capacidad de cambiar nuestra realidad, una base en educación y ciudadanía, esa es la misión que viene a cumplir Trazando Espacios, para conocer más hablamos con su fundadora y directora, Ana Vargas. 

1. ¿Cuál es la historia detrás de Trazando Espacios?

Es una historia interesante porque surgió como un proyecto de investigación de la Maestría en Boston en el MIT. Y se me ocurrió esta idea ya que quería entender el espacio público desde la mirada de los usuarios, sobre todo desde la mirada de los niños. Con una beca fui a la India, para hacer investigación sobre vivienda y espacio público, allí visité distintos barrios y comunidades en la ciudad de Mumbai, le di cámaras a niños para que fotografiaran los lugares desde su mirada, eso me permitió entender una visión completamente distinta a la mía sobre los espacios, sus potenciales y un poco sobre los sueños que tenían estos niños.

Así desarrollé un método que se basa en no solo lo que podemos observar participativamente, sino también imaginar el espacio público y transformarlo físicamente. Yo desarrollé esta investigación en el 2014 y al graduarme me quedé con la idea sobre sí se podía seguir desarrollando esta metodología que ya venía aplicando a través de talleres en India.

Ese año regresé a Venezuela, y pude seguir desarrollando esta metodología a través de talleres. Al mismo tiempo, se comenzaron a sumar personas para agregar su punto de vista en educación, arquitectura y psicología hasta conformar un equipo interdisciplinario. Registramos una ONG en el 2016, para desarrollar programas adaptados a las necesidades de las comunidades, enfocados a los espacios de encuentro, entendiendo no solo el espacio público como la plaza, el boulevard, sino también parques dentro de escuelas e incluso nuestro proyecto más ambicioso, en el que estamos enfocados para el 2021, una escuela en la comunidad rural de Guaruchal en la Península de Paria

2- ¿Cuáles son los retos que han enfrentado y cómo los han superado?

Los retos han sido muchísimos, yo creo que el primer reto fue consolidar una ONG en Venezuela en medio de una situación tan compleja y sin tener ningún respaldo financiero, simplemente comenzamos proyecto por proyecto buscando fondos con clientes puntuales y realmente apostándole mucho a la ayuda de un montón de gente que creía – y sigue creyendo- en nuestra misión de transformación y educación en Venezuela. Hemos ido consiguiendo apoyo a través de empresas conscientes del entorno, organismos multilaterales como el BID, crowdfunding,  y muchos concursos que hemos aplicado. Ha sido un reto porque en el país hay urgencias por resolver de salud y alimentación que a veces nos hacen dudar, de si las cosas importantes como son la educación requieren nuestra atención, esfuerzo y fondos. Sin embargo, nosotros pensamos que sí porque hay que seguir construyendo el mañana. Yo siempre digo “los niños siguen creciendo, indistintamente lo que pase en el país” y hay otras organizaciones que se encargan de esas urgencias maravillosamente, nosotros seguimos nuestro aporte para la transformación ciudadana.

Otro de los retos que hemos tenido ha sido la violencia. Nosotros trabajamos con comunidades y sus líderes; pero hay comunidades grandes como Petare donde hay liderazgos distintos. Para dar un ejemplo de esto, en una ocasión trabajando en este barrio, al ver que teníamos cámaras, nos interceptaron y nos robaron. Fue muy duro, nos hizo cuestionar nuestro enfoque, nuestro trabajo. Pero como todo lo difícil se transforma en oportunidades de cambio, reafirmamos lo importante de seguir haciendo este trabajo, apostarle a la ciudadanía y al bien común como una solución a tantos problemas de nuestra sociedad. Justamente lo que promovemos nosotros es que la gente tenga la iniciativa de resolver sus problemas. De allí nos apoyamos en la comunidad a la que pudimos volver a terminar el proyecto sin miedo, logrando el apoyo de todos los vecinos, construyendo un más amplio espacio de seguridad.

La fuga de talentos ha sido otro reto importante. Yo inicié este proyecto en el 2014, un sueño personal que nunca imaginé que se iba a convertir en una ONG que trasciende mi persona y va más allá. Y esa trascendencia se debe a la suma de talentos que han pasado por la organización, hablamos de profesionales en psicología, arquitectura, urbanistas, educadores y comunicadores que han dejado su huella y le han dado forma a lo que somos hoy en día. Por un lado, ha sido bellísimo porque nos permite trascender más allá de las personas, pero en el camino al ser una organización joven se nos ha ido mucha gente fuera del país.

Este año ha sucedido lo inesperado, por un lado, es que hemos encontrado voluntarios internacionales que trabajan en grandes empresas por ejemplo para marketing nos ayuda una chica desde Bélgica, eso nos ha ayudado un montón a seguir creciendo y a romper las barreras. Por otro lado, este año gracias a un premio que nos ganamos desarrollamos un modelo para capacitar gente internacionalmente online y así hemos capacitado a 21 facilitadores, de esta manera tenemos un grupo de facilitadores capaces de enseñar nuestra metodología más amplia que además no solamente están en Venezuela y eso nos abre la posibilidad de trabajar en otros países, que es algo que estamos empezando a gestionar, entendiendo que vivimos en un mundo conectado.

3- ¿Cuál es el impacto que han tenido desde su creación?

El impacto como resultado de nuestra experiencia de 6 años en Venezuela ha sido trabajar en 34 comunidades, con casi 900 niños que han participado en nuestro programa y han aprendido nuestro método para transformar espacios públicos de su comunidad y hemos transformado, es decir, intervenido 4,373 mt2 de espacio público. Desde el 2018 venimos midiendo el impacto en los participantes de nuestro programa y una de las cosas más importantes es la mejora en las habilidades técnicas que han aumentado en un 21%, la autoeficacia que es la capacidad de decir “yo sí puedo, y soy capaz de cambiar mi realidad” ha aumentado entre 18%-19% en los primeros años, subiendo el año pasado a 30%, sin duda uno de nuestros grandes logros. Las habilidades que tienen que ver con el aspecto personal y las comunidades, es decir, modificar el comportamiento de mi comunidad y motivarlos a cambiar algo, se ha aumentado en un 7% y las habilidades sociales como asertividad, comunicación, trabajo en equipo, el liderazgo han aumentado en un 14%. Esos son los indicadores cuantitativos más generales que nosotros medimos sobre nuestro impacto desde hace 3 años, pero más allá de esos números, nosotros hemos tenido un impacto más cualitativo reflejados en los distintos proyectos que hemos hecho.

4- ¿Algún caso para compartir?

La experiencia con la Plaza Andrés Mata, en Carúpano ha sido un proyecto de gran impacto. Una plaza frente al mar, abandonada cuando la encontramos, sin mucho uso, habían robado el busto del poeta a quien rendía homenaje. Fue un proyecto hermoso porque los niños que viven en esa zona, cerca de la plaza la escogieron como un lugar para transformar y gracias a distintas personas ayudaron a recaudar fondos para ese taller con ayuda de Chamos Charity pudimos lograrlo. El resultado fue increíble, un proyecto inclusivo. El espacio se organizó con una zona para adultos mayores, otra para niños y otra para rendir homenaje al poeta, a quien le hicimos una placa con mármol recuperado del pedestal abandonado. Lo más bello de todo fue como los adultos vecinos de la plaza se organizaron para hacerlo realidad, hicieron un grupo de mujeres que se llaman “las damas de la plaza” quienes se reunieron todos los viernes por un año para buscar apoyo, mano de obra cercana, podar árboles y una serie de actividades que ellas fueron liderando y luego supervisando con nuestro acompañamiento.

Este proyecto acaba de cumplir un año, y me impresiona como ellos tienen un grupo de Whatsapp como vecinos y yo veo como se siguen organizando para cortar la grama y se comunican con la Alcaldía para que lo hagan y si no ellos se encargan de resolver sus necesidades. Para mí es un lindo ejemplo porque nosotros -desde Trazando Espacios- buscamos precisamente eso, dar herramientas para que los vecinos puedan hacer lo mejor posible de su comunidad, ayudarse a sí mismo a trascender y estar mejor.

Lee más sobre este proyecto: http://trazandoespacios.org/portfolio_page/plaza-andres-mata/

5- ¿Cuáles son las opciones para colaborar?

Las formas de colaborar son muchísimas, tenemos distintas formas de voluntariado con talento a distancia. Tenemos una alianza con AIESEC, donde personas de cualquier parte del mundo pueden aplicar para venir a hacer voluntariado con nosotros, hemos tenido gente de Bélgica, Inglaterra, México, Perú y Brasil, estamos iniciando proyectos en Ecuador y Florida (USA) así que nos encantaría sumar voluntarios allá.

También nos pueden donar en el #GlobalGiving que tenemos para la Escuela de Guaruchal a través de este link  https://www.globalgiving.org/projects/a-school-for-guaruchal/, en especial el próximo martes que es #GivingTuesday y los fondos se multiplican. Este es un proyecto que nació desde la comunidad y su petición de construir una escuela sostenible con materiales locales. Partimos de entender la identidad de esa comunidad para que la escuela refleje su cultura. Ahora justamente se está dando un taller de diseño participativo para esa escuela sobre su propuesta de cómo creen ellos que debería ser la Escuela. Nuestra meta es comenzar la obra el año que viene, una vez que tengamos el proyecto arquitectónico listo, mientras seguimos buscando los fondos. 

Una Escuela para Guaruchal: https://www.youtube.com/watch?v=2N5566_0JFw

Web: www.trazandoespacios.org/

Correo: contacto@trazandoespacios.org.ve

Instagram: www.instagram.com/trazandoespacios/

Twitter: witter.com/tespacios

Facebook: www.facebook.com/trazandoespacios

Conoce sobre Ana Vargas:

Ana Varga se encuentra en Caracas, Venezuela. Ha trabajado en Italia, India y Estados Unidos, recibió su título de arquitectura de la Universidad Central de Venezuela y su Maestría en Ciencias en Arquitectura y Urbanismo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Su trabajo se centra en proyectos relacionados con la arquitectura, y el urbanismo participativo, así como la investigación y la docencia. Actualmente es profesora del Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Es fundadora y directora de “Trazando Espacios” una organización sin fines de lucro enfocada en enseñar y construir ciudadanía a través de talleres de diseño participativo para transformar espacios públicos.

Ana fue galardonada en el 2014 con el Premio a las Mejores Prácticas de ONU-hábitat y la Municipalidad de Dubai, el mismo año en que ganó el premio de tesis en el MIT. Desde el 2018 es Fellow de AFIELD, una red de iniciativas sociales en el campo de las artes y la cultura.




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