¿Realmente Unidas?

Escrito por Anicar Brus-Ramos:

Buscar trabajo siempre ha sido una etapa emocionante, al menos para mí.

Ese día esperaba la llamada de confirmación para una posible tercera y última entrevista, esta vez con el Vicepresidente de la empresa.

Le comenté a mi esposo que me sentía cómoda con el puesto y me gustaba el propósito de la empresa por lo que esperaba que las cosas salieran bien, a lo que él me comentó: 

- “Si es hombre el trabajo es tuyo, si  la última entrevista es una mujer, lo tienes más complicado”...

… guardé silencio por unos segundos intentando asimilar esa frase y tratando de entender porqué pensaría mi esposo que una mujer me haría la vida más difícil, ¡Caramba, si yo también soy mujer!

Durante el corto tiempo que usé para internalizar la frase, hice un recorrido mental por mi trayectoria laboral, me vino a la cabeza la imagen de mi primer trabajo formal, donde la jefa con todas sus letras me dijo: “no hables tanto con la secretaria, recuerda que nosotras estamos en un nivel superior”; pasé en mi cabeza, a una oficina con una directora de aparente carácter fuerte, (no lo puedo asegurar porque no la conocí lo suficiente), con la que tuve una entrevista hace algunos años, donde resonaba una pregunta, (ahora entiendo que inapropiada): “ah, y quieres tener hijos?”... Volé a otro país donde fui entrevistada por dos personas, un hombre y una mujer y recordé sentirme totalmente examinada por la gerente que en ese momento acompañaba al director. Me observó los tacones, la falda, la blusa, los labios rojos y creo que se formó una opinión sobre mí que ya no daba cabida a una conversación amena.

Volví a la tierra, miré a mi esposo y sonriendo con curiosidad,  le pregunté: ¿por qué crees eso?, a lo que me respondió: “porque las mujeres son muy competitivas entre ellas y se hacen la vida más difícil”.

¿Será verdad la imagen que tienen algunas personas, sobre las relaciones entre féminas?

No podría responder a esa pregunta por falta de datos, pero les comparto a través de mis vivencias que, haciendo un trabajo retrospectivo, ¡sí!, en el ambiente laboral, me he sentido mucho más incómoda, juzgada e intimidada por mujeres que por hombres. 

Quizá mi experiencia está relacionada con la enseñanza que he tenido desde niña para aprender a enfrentarse con injusticias masculinas, pero donde por el contrario, nadie me enseñó a lidiar con discriminación de mí mismo género. Incluso en un ataque de reflexión me he dado cuenta que quizá yo también he juzgado mucho más duro a una mujer que a un hombre; y agradezco ser consciente en este momento de lo que pude haber hecho mal, para poder transformarlo en apoyo positivo. 

Observo los movimientos feministas, en los que participo, creo y apoyo. Me lleno de energía al ver tantas mujeres y hombres caminando hacia la misma dirección; pero no debemos olvidar que todavía hay un camino que recorrer y es necesario hacerlos juntos, para que un día no muy lejano, ya no sea necesario hablar de géneros porque la lucha de géneros no es de uno contra el otro, es definitivamente una búsqueda de igualdad y justicia.

Como mujeres debemos quizá aprender a ser más inclusivas para que nuestra voz se escuche más alto, si buscamos igualdad no podemos olvidar ser iguales entre nosotras, juzgarnos menos, criticarnos menos, apoyarnos más. 

Espero que mi próxima entrevista de trabajo sea mujer y espero que estemos en un momento evolucionado donde lo único relevante sean mis capacidades para ejercer la función requerida.