¿Qué palabras te describen?

Autora: Ingrid Arzolay

ArzolayIngrid@gmail.com

Las palabras te definen, forman tu pensamiento y construyen la realidad que te rodea. Tienen el poder de definir tu presente y futuro.

“Tranquila, inteligente y callada” eran las palabras que me definían de pequeña. La niña tranquila que conversaba se convirtió en la adolescente que hacía preguntas incómodas. Ella luego se transformó en la mujer joven que se tensaba, cuando un jefe le hacía una pregunta. La inteligencia no significaba mucho para enfrentarse a un mundo laboral en el que destacar.


¿Cómo destaca en el mundo laboral una mujer callada y tranquila?

En el ámbito de los negocios se espera que los profesionales sean brillantes, proactivos e incluso audaces. La mesura, la discreción, probablemente la calma, son valores que en un buen espacio laboral serían bien recibidos, quizás incluso necesarios. Pero siempre existirá la necesidad de tener un equilibrio. 

Tener liderazgo y asertividad. Saber decir “no” en el momento justo; práctica que aún ejercito. Son habilidades blandas necesarias e importantes que en mi caso personal trabajo constantemente. Repensar mi existencia es un trabajo diario. Luego de ser mamá ha sido una aventura extrema. Muchas llegamos a ser mamás aún luchando con las etiquetas de nuestra infancia. Mi objetivo es no etiquetar a mi hijo.

Las palabras cuando actúan como etiquetas pueden generar gran daño. Es importante identificar esos pequeños mensajes que se encuentran en lo profundo de tu inconsciente. Las acciones que tomamos diariamente están regidas por esos conceptos a los que no prestamos la atención debida.

Las etiquetas nos frenan o nos impulsan por un camino aciago o doloroso. Las mujeres vivimos rodeadas de palabras que nos marcaron desde el nacimiento: gordita, habladora, callada, bella, inteligente, terrible, querre-querre, saltona, machora… ¿Cuántas más podemos agregar?

Cada una lleva una potencial carga destructiva. Nunca entregan un valor que nos impulse al equilibrio y al bienestar. Aquellas que encasillan en posiciones de “inteligente”, “bonita” o “bondadosa” pueden llevar a las mujeres a vivir la soledad, el abuso o la tristeza. En soledad porque son demasiado brillantes para la maternidad. En tristeza por perder con los años la belleza. Ser abusadas por familiares y amigos que las explotan por su extrema gentileza.

¿Qué debemos hacer?

1.- Observar muy bien lo que nos decimos a nosotras mismas. Una persona atenta encontrará que en su discurso diario dice cosas como: “yo tan lenta”, “es que yo soy brillante”, “es que a mi siempre me dañan” o “salgo mal parada”. Quitar esos pequeños mensajes de tu mente, hará un mundo de diferencia.

2.- Educarse, construirse, leer, buscar apoyo terapéutico. Una mujer enfocada tiene la capacidad para dedicarse a cultivar su alma. Si no te encuentras en balance, no estás haciendo bien a nadie. Generalmente cuando algo está mal en nuestras emociones, todo lo demás cae. Pon la prioridad donde debe estar.

3.- Crea un mantra. Que sea algo corto, tres o cuatro palabras de cómo te quieres definir. Este año estoy trabajando: Presente, asertiva y sana. También puedes tomar algo de un autor favorito. Durante 2015 a 2017, cada mañana antes de entrar a mi oficina leía el poema “Invictus”; en especial el último verso: “Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma”.


Eres una mujer... 

Lo demás escríbelo tú.