Pobreza pone a venezolanas en el blanco de la trata

Escrito por Martha Cotoret

El Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños se conmemora cada 23 de septiembre. Fue instaurado por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas, en coordinación con la Conferencia de Mujeres de Dhaka, Bangladesh, en enero de 1999.

En el marco de esta fecha, Venezolanas Globales conversó con Verónica Mesa, politóloga, máster en Estudios Culturales e investigadora sobre violencias de género y migraciones.

“Tratar a una persona es llevarla o recibirla y tenerla con el fin de explotarla bien sea sexualmente, laboralmente o para tráfico de órganos, y esta es una práctica que lamentablemente hemos visto crecer en Venezuela durante los últimos años”, asegura la profesora de la Pontificia Universidad Javeriana.

Para Mesa, quien también trabaja como asistente de investigación en Mulier, una organización que investiga profundamente en el tema de la trata de personas, “la emergencia humanitaria compleja hace que en Venezuela se vivan situaciones muy precarias. El sueldo mínimo al cambio está cotizado en apenas dos dólares y que se va agravando con la intermitencia de los servicios públicos, la escasez de oportunidades para desarrollarse, y vemos cómo esta situación impulsa a los venezolanos a migrar, pero ante esta misma situación de precariedad permite que muchas personas se aprovechen de estas necesidades”.

Este crimen no es neutral cuando se refiere al género, advierte la especialista. De acuerdo con las cifras de la UNODC publicadas en el Reporte Global de Trata de Personas (2018) las mujeres y niñas son desproporcionadamente afectadas constituyendo el 94% de las víctimas en la industria de explotación sexual comercial. Además, las formas de sometimiento y las condiciones de explotación a las que son expuestas suelen ser altamente crueles e indignas.

“La trata y el tráfico no es como ocurre en la película Taken. Uno de los mitos más terribles es pensar que es un extraño malvado el que nos va a secuestrar y nos va a llevar. Estos ‘extraños’ normalmente suelen estar si no en tu casa en casa de amigos o familiares”, señala Mesa. Y explica al respecto: “El modus operandi de los captadores y captadoras se acercan a ti queriendo conocer tus aspiraciones y tras ganarse tu confianza y entender lo que te mueve como persona, viene la propuesta que puede llegar a través del enamoramiento, una oferta laboral, etc… y en ese tránsito, bien sea dentro y fuera del país, pierden la libertad”.

¡Mira la conversación completa con Verónica Mesa en la cuenta Instagram de Venezolanas Globales!