Cuando tu sexualidad te convierte en una ciudadana de segunda clase

Autora: Karla Carrillo Pineda

 

“Cuando una persona es sistemáticamente discriminada dentro de un Estado sus derechos se ven limitados y estos merman sus oportunidades para desarrollarse y desenvolverse libremente”.

 

El mes de junio es considerado en muchos países el mes del orgullo LGBTIQ+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersexuales, Queer, incluyendo en el + a otras identidades) Sin embargo, aún en más de 70 países reconocerte como una persona homosexual -lesbiana o gay- es sancionado con cárcel. En otros 14 países aplican pena de muerte para personas que demuestran estas conductas.

Esto nos deja por ahora con solo 29 países entre América y Europa que han reconocido y aprobado en favor de las personas LGBTIQ+ leyes equiparando sus derechos civiles, políticos, económicos y sociales, así como garantizando la no discriminación o vulneración a razón de su orientación sexual, identidad sexual y/o expresión de género.

Aunque estos 29 países representan conquistas significativas para la comunidad LGBTIQ+ global, aún nos recuerda que el camino es largo y que el ejercicio de nuestra ciudadanía no debería estar subordinada ni por nuestro sexo, género, orientación sexual, identidad sexual, entre otras. Hoy en más de 84 países se convierte en una ciudadanía de segunda clase.

Ahora bien, ¿por qué esto importa? porque cuando una persona es sistemáticamente discriminada dentro de un Estado sus derechos se ven limitados y estos merman sus oportunidades para desarrollarse y desenvolverse libremente de manera civil, política, económica, laboral y socialmente.

Además, genera un entorno de vulneración de la integridad, incluso de la vida, de muchísimas personas en el mundo,  todo a razón de su sexualidad y el ejercicio de la misma, cuándo no debería ser así, realmente el Estado debería tener leyes y diversos mecanismos para su garantía, de lo contrario esta omisión es considerada una violación derechos humanos

Por esta razón, este mes del orgullo más allá de una celebración es un recordatorio para que nos hagamos conscientes de:

1.     El ejercicio consciente de nuestra ciudadanía: El Estado nos reconoce como personas y aceptamos someternos a sus leyes. Ahora bien, esto es un canal de doble vía y la ciudadanía debe tener siempre presente que los derechos no se mendigan, los derechos se exigen.

2.     Existirán cosas para reconstruir y otras tendremos que construirlas: La expresión más palpable que nos permite ver los cambios que sufren las sociedades se halla en la vida cotidiana. Es allí, en nuestra vida cotidiana donde podemos crear espacios de reconstrucción y cambio para las nuevas generaciones. Necesitamos construir las garantías y formas que nos permitan convivir cultural, moral y éticamente en una sociedad abierta a la diversidad sexual, como un signo de total y entera naturalidad.

3.     Tú decides si permanecer o renunciar: Aunque el camino sea largo y en muchas ocasiones estrecho, el ejercicio de la ciudadanía es un accionar diario. Acá la educación es clave. Mientras más nos eduquemos y practiquemos la coherencia, podremos tener más herramientas para permanecer.

4.     Más allá del reclamo el norte es la transformación social:  Al hacernos conscientes del poder de nuestra voz y accionar tanto en lo individual como lo colectivo podremos impulsar los cambios que tanto necesitamos y para ello participar hace la diferencia.

Como mujer lesbiana y migrante viviendo en un país sudamericano en el que las personas LGBTIQ+ nos convertimos en ciudadanía de segunda clase debido a la falta de leyes que equiparen garantías civiles, políticas, sociales y económicas para mi libre desenvolvimiento. Sin embargo, estoy consciente que, para exigir el reconocimiento de una ciudadanía plena, esto empieza por mí, por mi casa, mi entorno, por tratarme con respeto, aceptarme tal cual soy, teniendo siempre presente que mientras participe, sume mi voz y accionar a un bien mayor estaré formando parte de la solución y de esa transformación social tan anhelada y demandada.

Hoy es un día para conmemorar, recordar y agradecer a todas aquellas personas lesbianas, gays, bisexuales, trans (transexuales, transgéneros, drag queen, etc) e intersexuales, y queer que han muerto por abrazar quienes eran y/o luchar por nuestros derechos a ser reconocidos como lo que somos, personas, más allá de nuestra sexualidad.

Hoy también es un día para celebrar la vida de quienes gozamos de ella y ver en lo que pasó en Stonewall hace más de 50 años la importancia de manifestarnos y responder ante la injusticia, la violencia, los prejuicios y cualquier acto que denigre o atente con la vida de las personas por su sexualidad o género.

Que este junio de 2020 nos sirva para valorar el camino recorrido y conquistado hasta el momento y nos anime a seguir luchando por un mundo más inclusivo, diverso y humano.

¡Feliz día del orgullo!